#002 - Limones y Palomas (Doble Trabajo)
Lo que dure el viaje de Wilde hasta Avellaneda en el 22 será el límite de mis palabras.
Veo al Sol esconderse detrás de las casas y los edificios. Cada tanto, me pega en los ojos y distrae mi mirada. El clima está un poco pesado. Tengo puesta mi remera blanca y rosa de Loquero. La planchó mi hermana hace un rato, la encontré en un cajón; hace mucho que no la usaba. De fondo, suena un cumbia en un celular. Estaría sensacional que encuentre en la calle unos auriculares, el chico que posee el teléfono.
(Se complica la prolijidad acá)
Voy a reprimir la literalidad de mis sentimientos, para no explicitar lo que me pasa en este instante. Entonces, bienvenidos al mundo de las metáforas enredadas. El cuento dice así:
"La paloma blanca dejó de saborear el verde limón, consiguió un pasaje a Moscú para ser la estrella de un espectáculo de magia neopost-menchevique, que consiste en teletransportarse hacia la copa del ombú más frondoso sin la necesidad de utilizar brebajes diuréticos.
Por su parte, el limón esmeralda donó su cuerpo a la patria y se posicionó firmemente para ser el Coronel de un ejército de paltas decidido a dar su vida por la causa, con todos los métodos kamikaze jamás imaginados".
¡DARÉ LA MEDIA VUELTA! ¡DARÉ LA VUELTA ENTERA!
La PAZ es inconmensurablemente bonita.
Llegué a Avellaneda.