domingo, septiembre 16, 2007

LINNDA PREMIE

Los laberintos de la mente pueden guardar terroríficas imágenes de muerte y deseos encriptados en la repetición constante, redundante, monótona y aburrida de la oscuridad (en cuotas) que emana el reflejo de la inconsciencia. Un triángulo escaleno de conejos invade el rectángulo, pero la superficie les queda chica. Entonces llaman a una vaguita rubia para que los lleve por un tour opaco-quemado hacia los abismos de la dolorosa alegría que provocan sus pestañas al parpadear.
Pozos encadenados por espejos invisibles. El lenguaje pide a gritos un descanso, pero a su vez goza de la tortura de las metáforas con sabor a precipicio. Pasadizos que teletransoportan sensaciones desde el todo hacia la nada y desde la nada hacia el todo. El tiempo se mimetiza en una reloj de arena que estalla en la cueva sonora del espacio deforme. Sus granitos se dispersan por todo el lugar y lo contagian con su inmensidad conmutativa.
Quizás Laurita esté buscando perseverantemente al sentido, mientras su rostro transmite el desasosiego del hallazgo imposible. Su camino es atravesado por millones de agujas, pero sin ningún pajar. La desesperación es recíproca entre quien observa y quien es observada; el problema y el acierto es determinar quién es quién. (¿Es canoso? ¿Tiene bigotes? ¿Es rubia? ¿Usa antejos?).
Dos galaxias, otrora lejanas, se yuxtaponen con anarquía, para luego fracturar la unión con un palo de amasar. La música nace de un agujero y se agiganta hasta acaparar el ambiente, sin pedir permiso. Que un mono sea el encargado de dirigir la orquesta final produce una implosión personal, intrínseca y aguda. Las lágrimas me dan la respuesta que explica lo que hace un mono en ese lugar, pero nadie puede escuchar mi pregunta ahora, ni siquiera el reflejo de los azulejos.
Mientras dos niñas albinas saltan la soga en Polonia, un par de siamesas unidas por el abdómen cumplen 7 años de vida en Chaco.