Mirá para arriba

Me gusta mirar el cielo porque disfruto de cada uno de sus colores.

Cuando está celeste, me provoca la hermosa sensación de amplitud de horizontes, lo veo tan grande y avasallante, que me hace imaginar que la vida está llena de posibilidades diversas, de personas intrigantes.

Cuando está azul profundo, me da tranquilidad, generalmente ocurre bajo los seductores efectos del silencio ensordecedor de la madrugada.

Cuando está naranja y la estrella solar está apunto de esconderse, creo en la magia de la vida. Lamentablemente, este color no es muy estable en el cielo.

Cuando está gris y muchísimas nubes lo invaden, deseo con ansiedad que estalle en millones de gotas y que todas ellas caigan directamente en mí.

[Ah, cuando veo el cielo verde, me siento daltónico. Es malo, pero tenía que hacerlo]