miércoles, febrero 16, 2005

Insecticida infantil

La vereda de baldosas amarillentas de mi abuela, cuando yo era mucho más niño que ahora, y las tardes de verano eran intensamente aburridas, terminaban repletas de escupitajos por todos lados, porque quien escribe, para alimentar a su cruel espíritu destructivo, jugaba a transformarse en un gigante que lanzaba misiles de agua con su boca, con los cuales capturaba a toda hormiga, ya sea negra o colorada, que osase toparse con su camino.
Hoy a la tarde hice lo mismo.

3 Comments:

At 2/16/2005 8:09 p. m., Blogger Lionking said...

En este caso no tendría mucho sentido el "espero que nunca pierdas el niño que llevas adentro"... :P

 
At 3/07/2005 1:58 a. m., Anonymous Anónimo said...

hay una nena que tiene hormigas en el culo, y su pie lastimado le impide seguir saltando...

 
At 3/07/2005 2:01 a. m., Anonymous Anónimo said...

.
.
.
.
.
.

 

Publicar un comentario

<< Home