lunes, octubre 11, 2004

Adiós Pescado, nunca te olvidaremos

La semana pasada tuve una mascota nueva. Se llamaba Pescado y justo se fue cuando se me ocurrió un nombre ideal para bautizarlo. Era un loro. Pero se escapó cuando mi mamá abrió su jaula para darle agua, porque gritaba mucho (el loro, no mi mamá, ella también grita mucho pero no por eso le abre la jaula a los pájaros encarcelados privados de su libertad). Primero se trepó a una pared, luego a un techo y después desplegó sus alas supuestamente cortadas y voló-voló. Si a mi me cortan las piernas, espero correr tanto como aquella ave verde planeó.