viernes, octubre 29, 2004

Párpados Abiertos (de par en par)

Mientras caminaba hacia el cyber que me permite escribir estas palabras, me crucé con una nenita que iba de la mano de su mamá. Ambos nos miramos y sólo nos quitamos los ojos de encima cuando la dimensión espacial lo provocó (ya que veníamos caminando en direcciones opuestas) y no hubo un desvío óptico antes de que esto suceda. Este es uno de los motivos por los cuales, en varias ocasiones, me siento mucho más cómodo inventando historias de dinosaurios, cantando ¿canciones? de Panam o simplemente dialogando con un niño o niña que apenas me llegan a la cintura, que con personas de mi edad. Recién se me ocurrió que el problema radique allí, en nuestros adultos ojos, que en lugar de mantenerse fijos sin temor a las pupilas del otro, evaden el mágico momento visual entre dos humanos que sienten curiosidad ante la mirada del otro y se dejan absorver por el miedo de los párpados abiertos.

Mirémonos. Míremonos. Mirémonos. Mirémonos. Mirémonos. Mirémonos.

(y no vi monos)